Vidente

Para liberarse del mundo como cosa, Rimbaud dijo que el poeta debe “Hacerse vidente”, refiriéndose a en un conjunto de métodos destinados a dinamizar el trabajo de la imaginación. Una imaginación visionaria investida de poderes mágicos, un entrenamiento voluntario al disfuncionamiento de la percepción y de la moral.
Para la presente proyecto, se contratará una vidente para proceder a una sesión esotérica en el espacio trapecio. La sesión incluye:

• Limpieza energética.
• Llamar la buena fortuna y la prosperidad.
• Análisis espacial.
• Predecir el futuro (sobre cuestionario escrito).

Todas las reglamentaciones, decretos y ordenanzas intentan poner algo de orden dentro una multitud de leyes. La licencia presente sintetiza los derechos y deberes para un espacio delimitado. Para quienes no están iniciados, las palabras se transforman en una serie de códigos incomprensibles para los mortales. La licencia se convierte entonces en un texto casi sagrado el cual sólo una persona cualificada puede descifrar. Al igual que una sacerdotisa, Leonor Serrano Rivas inicia este proyecto preguntándonos acerca del sentido literal de las palabras.

“Vidente” «habla», por tanto, una lengua difícil, pero no imposible, que se configura a lo largo de itinerarios articulados y poco evidentes pero fundamentales para intentar que el espacio sea perturbado, distorsionado y apartado de su función premisa. La sala, empujada por la conversión poética del “sánscrito” burocrático (licencia de primera ocupación) abre el camino a otro mapeo de la realidad. La verdad dejará de ser escamoteada por el racionalismo; así todas aquellas incongruencias legales que a menudo impiden el desarrollo mismo de la expresión serán debilitadas.

¡La ocupación está lista!